jueves, 21 de enero de 2016

Las cosas son como queremos que sean (y no lo que son)


              ¡Atención, esta entrada viene a raiz de un escrito de FuelWasters, unos chavales altamente recomendables, que podeis debeis leer aqui:

 http://www.fuelwasters.com/2016/01/las-cosas-son-lo-que-son.html


ahora, proceded corderitos...


        Las cosas son como queremos que sean...


                                     … y no lo que son. 
¿a que viene esto? Os voy a contar una historia, Todos sabemos que el mundo tiene limitaciones, y que si eres un tipo del montón, vas a a tener un coche del montón...

Falso. Si se quiere, se puede, solo es cuestión de imaginárselo.
                                             (aquí cada loco con su tema)

                      Y eso es lo que me paso a mi hace poco, yo siempre he deseado tener un coche, pero un coche de verdad, algo que en el 90% de los sitios donde lo dejes te convierta automáticamente en el rey del pollo frito, que le diga a todo el mundo (no solo a los cuatro tostados que SI saben de coches) que tu si que eres un autentico connausseur del mundo de las cuatro ruedas, y ademas te lo puedes permitir. Y para ello pocos candidatos hay mejores que un Ferrari, rojo, y descapotable.

Pero había un problema en mi planteamiento, ¿como yo, con una nomina del montón, podría acceder al panteón del automovilismo? (es decir, sin vender dos órganos, a mi hermano, y comer pasta con tomate el resto de mis días).

Deseándolo muy fuerte. Gracias a la ley de atracción, la vida me hizo encontrar a alguien que vendía un flamante Testarossa (que he de admitir que me sorprendió un tanto su parecido con un BMW serie 3) por una cantidad accesible a mi bolsillo, y nos pusimos en contacto, pero mis problemas no se habían acabado aquí, la vida tenia otro reto que ponerme por delante...
                                        (el Ferrari testarossa en una foto de archivo)

...El coche no era descapotable.

                    ¿Adivináis la solución? Si, desearlo muy fuerte. Resulta que el dueño de dicho ferrari, a pesar de ser Astronauta, tiene un taller de coches, y accedió a hacerle al coche un “Swap de techo” como lo definió el mismo, quedando el coche como salido de fábrica.
Acordada la cantidad por el vehículo y la conversión, cerramos el trato, convirtiéndome de facto (al menos para mi) en el flamante propietario de un pedazo de historia automovilística.
  (Ferrari Testarossa, en el Concours D'Elegance de Pebble Beach, con un merecido 3º puesto)


Y es que, como nos ha demostrado la vida, a través de la publicidad.
                                                                                    Querer (creer) es poder...


                        Ferrari Testarossa, Toma de contacto.

                    Como premio a los que hayáis llegado al final de este sinsentido, paso a describir las impresiones que me ha producido esta maquina después de convivir con ella un fin de semana entero.


Al bajar al garaje y verlo aparcado, no puedo mas que recrearme en esa línea italiana que ha marcado todo un estilo de supercoches pura sangre de los 80, con ese morro largo, afilado, agresivo, y sin concesiones, y esas características branquias laterales, en las que se han basado sucesivos diseños de BMW, unido a una zaga corta, que provoca que vayas sentado sobre el eje trasero.

Pero vamos a lo que nos interesa a todos, al entrar dentro, sorprende la posición de conducción extremadamente baja que tiene, al entrar, mas que sentarte te has de tirar dentro, eso si, una vez encajonado, buscamos el contacto, y al accionarlo pasan cosas que no te esperas, su sonido es tan suave, que quienes esperan un rugido tras el giro de la llave de contacto se ven decepcionados. Un cuatro cilindros no podría arrancar mejor que este motor Ferrari. A continuación, el Testarossa se estabiliza a régimen de ralentí, a unas 800 r.p.m., y deja oír un apagado sonido que parece no encajar en absoluto con la impresionante batería de cilindros y válvulas bajo el capó (central).

         (una obra de arte de la ingenieria italiana, V12 bóxer de 5 litros con 48 valvulas y 390cv)

Al principio, esta moderada impresión se mantiene. El embrague requiere poco esfuerzo, pero la palanca del cambio sí que hay que moverla con impetú hasta que entra la primera velocidad. Y echamos a andar, con mucha suavidad, como si se tratara de un coche cualquiera. Enseguida se puede meter la segunda velocidad y al poco se advierte con sorpresa que ya se va en quinta, a pesar de que la aguja indica una velocidad normal en tráfico urbano.

Para ir al supermercado cumple, pero vamos a meternos en harina. Busco un tramo revirado donde podamos explorar los limites del coche como esta mandado, poniendo contra las cuerdas (y el a mi). Y es aquí cuando empieza a brillar, al irle exigiendo al motor, el coche se vuelve mas vivo y responde en la zona alta del tacómetro de forma mucho mas inmediata, a la vez que vamos metiendolo en las curvas con decisión. Sorprende que, a pesar de las cifras que declara, se pueda ir gas a fondo en determinadas curvas sin que la trasera se descoloque, teniendo cuidado puesto que tiende a sub-virar acusadamente en paellas y similares.
Cuando pasamos a una autopista, y metemos gas a fondo, impresiona su capacidad de salir en casi cualquier velocidad sin despeinarse, no en vano las cifras oficiales para este motor dan un 0-100 en torno a los 9 segundos, cosa nada baladí. Pero la cosa se empieza a poner seria cuando tratas de hacer Top Speed y ves que los 80kmph van quedando atrás... sin techo sobre tu cabeza, el coche empieza a ponerse nervioso y le cuesta mantener la trayectoria pues el tren delantero se despega del pavimento aún con la aerodinámica a su favor.

Ya relajados después de esa experiencia, tratamos de convivir con el en el día a día y sorprende por ser mas usable en el día a día de lo que cabria esperar de un deportivo de alto rendimiento, cuenta incluso con un maletero aceptable en el que puedes meter un par de bolsas de deporte o la compra de la semana con facilidad. La altura al suelo esta cuidadosamente estudiada para, a pesar de ir muy bajo, no rozando con casi ningún resalto de los que pueblan nuestras vías urbanas. Si bien es cierto que a la hora de salir exige cierto nivel de flexibilidad.

Llegando a casa es cuando te das cuenta de lo especial que es un coche de estas características, la gente con la que hablabas te miraba incrédula cuando sacabas a relucir el coche, incluso los profanos en el mundo del motor, (alguno incluso aseguraba que era un BMW apolillado a pesar de lo obvio)
las cabezas que se giran al verte pasar, con esa silueta tan carismática. Y tu cuñado llorando sobre su plato mientras el langostino a medio descabezar que sostiene en la mano le mira compasivamente, sabiéndose derrotado como líder de la sobremesa navideña.


                                                                         Sed buenos...

kqubato
@miguelinoso on Twitter






2 comentarios:

  1. Y sentir el aire en la cara...eso si que es un coche, (y te lo digo yo que parezco una palmera cuando lo conduzco), melena al viento...

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    1. Nunca viene mal tener una cinta para el pelo en esos casos,bella desconocida... Un saludo.

      Eleven

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