¡Atención, esta entrada viene a raiz de un escrito de FuelWasters, unos
chavales altamente recomendables, que podeis debeis leer aqui:
http://www.fuelwasters.com/2016/01/las-cosas-son-lo-que-son.html
ahora, proceded corderitos...
Las cosas son como queremos que sean...
…
y no lo que son.
¿a que viene esto? Os voy a contar una historia, Todos sabemos que el mundo tiene limitaciones, y que si eres un tipo del montón, vas a a tener un coche del montón...
¿a que viene esto? Os voy a contar una historia, Todos sabemos que el mundo tiene limitaciones, y que si eres un tipo del montón, vas a a tener un coche del montón...
Falso. Si se quiere, se
puede, solo es cuestión de imaginárselo.
Y eso es lo que me paso a
mi hace poco, yo siempre he deseado tener un coche, pero un coche de
verdad, algo que en el 90% de los sitios donde lo dejes te convierta
automáticamente en el rey del pollo frito, que le diga a todo el
mundo (no solo a los cuatro tostados que SI saben de coches) que tu
si que eres un autentico connausseur del mundo de las cuatro ruedas,
y ademas te lo puedes permitir. Y para ello pocos candidatos hay
mejores que un Ferrari, rojo, y descapotable.
Pero había un problema en
mi planteamiento, ¿como yo, con una nomina del montón, podría
acceder al panteón del automovilismo? (es decir, sin vender dos
órganos, a mi hermano, y comer pasta con tomate el resto de mis
días).
Deseándolo muy fuerte.
Gracias a la ley de atracción, la vida me hizo encontrar a alguien
que vendía un flamante Testarossa (que he de admitir que me
sorprendió un tanto su parecido con un BMW serie 3) por una cantidad
accesible a mi bolsillo, y nos pusimos en contacto, pero mis
problemas no se habían acabado aquí, la vida tenia otro reto que
ponerme por delante...
(el Ferrari testarossa en una foto de archivo)
...El coche no era
descapotable.
¿Adivináis la solución?
Si, desearlo muy fuerte. Resulta que el dueño de dicho ferrari, a
pesar de ser Astronauta, tiene un taller de coches, y accedió a
hacerle al coche un “Swap de techo” como lo definió el mismo,
quedando el coche como salido de fábrica.
Acordada la cantidad por
el vehículo y la conversión, cerramos el trato, convirtiéndome de
facto (al menos para mi) en el flamante propietario de un pedazo de
historia automovilística.
(Ferrari Testarossa,
en el Concours D'Elegance de Pebble Beach, con un merecido 3º
puesto)
Y es que, como nos ha
demostrado la vida, a través de la publicidad.
Querer
(creer) es poder...
Ferrari
Testarossa, Toma de contacto.
Como premio a los que
hayáis llegado al final de este sinsentido, paso a describir las
impresiones que me ha producido esta maquina después de convivir con
ella un fin de semana entero.
Al bajar al garaje y
verlo aparcado, no puedo mas que recrearme en esa línea italiana que
ha marcado todo un estilo de supercoches pura sangre de los 80, con
ese morro largo, afilado, agresivo, y sin concesiones, y esas
características branquias laterales, en las que se han basado
sucesivos diseños de BMW, unido a una zaga corta, que provoca que
vayas sentado sobre el eje trasero.
Pero vamos a lo que nos
interesa a todos, al entrar dentro, sorprende la posición de
conducción extremadamente baja que tiene, al entrar, mas que
sentarte te has de tirar dentro, eso si, una vez encajonado, buscamos
el contacto, y al accionarlo pasan cosas que no te esperas, su
sonido es tan suave, que quienes esperan un rugido tras el giro de la
llave de contacto se ven decepcionados. Un cuatro cilindros no podría
arrancar mejor que este motor Ferrari. A continuación, el Testarossa
se estabiliza a régimen de ralentí, a unas 800 r.p.m., y deja oír
un apagado sonido que parece no encajar en absoluto con la
impresionante batería de cilindros y válvulas bajo el capó
(central).
(una obra de arte de la
ingenieria italiana, V12 bóxer de 5 litros con 48 valvulas y 390cv)
Al principio, esta moderada impresión
se mantiene. El embrague requiere poco esfuerzo, pero la palanca del
cambio sí que hay que moverla con impetú hasta que entra la primera
velocidad. Y echamos a andar, con mucha suavidad, como si se tratara
de un coche cualquiera. Enseguida se puede meter la segunda velocidad
y al poco se advierte con sorpresa que ya se va en quinta, a pesar de
que la aguja indica una velocidad normal en tráfico urbano.
Para ir al supermercado cumple, pero
vamos a meternos en harina. Busco un tramo revirado donde podamos
explorar los limites del coche como esta mandado, poniendo contra las
cuerdas (y el a mi). Y es aquí cuando empieza a brillar, al irle
exigiendo al motor, el coche se vuelve mas vivo y responde en la zona
alta del tacómetro de forma mucho mas inmediata, a la vez que vamos
metiendolo en las curvas con decisión. Sorprende que, a pesar de las
cifras que declara, se pueda ir gas a fondo en determinadas curvas
sin que la trasera se descoloque, teniendo cuidado puesto que tiende
a sub-virar acusadamente en paellas y similares.
Cuando pasamos a una autopista, y
metemos gas a fondo, impresiona su capacidad de salir en casi
cualquier velocidad sin despeinarse, no en vano las cifras oficiales
para este motor dan un 0-100 en torno a los 9 segundos, cosa nada
baladí. Pero la cosa se empieza a poner seria cuando tratas de hacer
Top Speed y ves que los 80kmph van quedando atrás... sin techo sobre
tu cabeza, el coche empieza a ponerse nervioso y le cuesta mantener
la trayectoria pues el tren delantero se despega del pavimento aún
con la aerodinámica a su favor.
Ya relajados después de esa
experiencia, tratamos de convivir con el en el día a día y
sorprende por ser mas usable en el día a día de lo que cabria
esperar de un deportivo de alto rendimiento, cuenta incluso con un
maletero aceptable en el que puedes meter un par de bolsas de deporte
o la compra de la semana con facilidad. La altura al suelo esta
cuidadosamente estudiada para, a pesar de ir muy bajo, no rozando con
casi ningún resalto de los que pueblan nuestras vías urbanas. Si
bien es cierto que a la hora de salir exige cierto nivel de
flexibilidad.
Llegando a casa es cuando te das cuenta
de lo especial que es un coche de estas características, la gente
con la que hablabas te miraba incrédula cuando sacabas a relucir el
coche, incluso los profanos en el mundo del motor, (alguno incluso
aseguraba que era un BMW apolillado a pesar de lo obvio)
las cabezas que se giran al verte
pasar, con esa silueta tan carismática. Y tu cuñado llorando sobre
su plato mientras el langostino a medio descabezar que sostiene en la
mano le mira compasivamente, sabiéndose derrotado como líder de la
sobremesa navideña.
Sed buenos...
kqubato
@miguelinoso on Twitter
@miguelinoso on Twitter
Y sentir el aire en la cara...eso si que es un coche, (y te lo digo yo que parezco una palmera cuando lo conduzco), melena al viento...
ResponderEliminarNunca viene mal tener una cinta para el pelo en esos casos,bella desconocida... Un saludo.
EliminarEleven