¿Eres
un leviatán del asfalto?
Vale, antes de que
salgas...
Todos hemos visto estas películas en
las que el protagonista se mete en un coche (aparcado) arranca el
contacto y sale haciendo ruedas persiguiendo a los malos, y luego
nosotros con nuestros huevazos vamos delante de unas chavalas a hacer
lo mismo porque somos los mas chulos del barrio ¡bien campeón!
Acabas de descubrir una de las formas
mas fáciles de acabar petando esa máquina del molar amarilla que
conseguiste de segunda mano, por un precio desorbitado, y TDI, por
supuesto, porque corre y no gasta.
No respetar los tiempos de
calentamiento de un motor...
Veréis, una máquina, como todo en
esta vida, requiere de un periodo de adaptación y una serie de
condiciones previas antes de funcionar si quiera, no digamos dar su
máximo rendimiento. Es por ello que se tienen que respetar ciertas
premisas antes de salir a puto fuego a la caza de la pole del lugar.
(esto ayuda, aunque no lo veamos)
(esto ayuda, aunque no lo veamos)
Lo primero, (antes de que te montes
al coche pichón, que te queman las llaves en una mano y la L verde en
la otra) llevar las cosas al día. Esto es básico, generalmente
aburrido, y nos cuesta pasta (mas cuanto menos mano tengamos con la
mecánica).
Aquí entra todo el tema relacionado
con los niveles correctos (aceites, refrigerantes, líquidos
varios...).
Plazos debidos (correas de cuero,
aceite de freír el pescado y ruedas mas duras que la cara de algún
político...).
Y desgaste programado (todos conocemos
algún “iluminado” que en verano va por ahí sin marcas en los
neumáticos “porque claro, en la F1 llevan sliks, es mas seguro” tu mismo chaval...).
Llevar las cosas al día, que siempre
sera mas barato que la otra opción, creedme, lo se, he navegado por
el otro camino...
Lo segundo, respetar a la máquina.
Todos, incluso nosotros, necesitamos un tiempo de adaptación, o
calentamiento, antes de rendir al 100%, y tan importante como este,
necesitamos otro periodo de adaptación, o de enfriamiento, hasta
volver a la calma. Prueba a correr los cien metros recién levantado
de la cama, y luego al terminar, túmbate a dormir en cuanto cruces
la meta, a ver que te acaba pasando. (mejor no lo hagas que no quiero
perder a un lector, que todavía tengo pocos).
Esto en las máquinas es mucho más
importante si cabe. Por dos cosas principalmente, la lubricación, y
la dilatación.
¿Lo qué? no preocuparse pimpollos,
que ahora entramos en faena (no voy a hacer el símil de la
Lubricación que todos esperáis).
(o si, que coño)
(o si, que coño)
Como todos aquí mas o menos sabemos,
el motor consta de un montón de piezas de metal rozándose y
golpeándose entre ellas, movidas por explosiones, ahí es nada.
Esto somete a las piezas a unas condiciones de trabajo extremas,
sufriendo un importante desgaste entre ellas, gracias al rozamiento,
y a la dilatación por las temperaturas que alcanzan.
Para evitar esto, en la medida de lo
posible, el motor se sirve del aceite para lubricar esas piezas,
evitando que rocen entre si, y del refrigerante, para mantener una
temperatura no solo adecuada, si no homogénea, en el motor, evitando
también que estas piezas se dilaten de forma desigual.
Pero todo este tinglado no es
instantáneo. Es decir, requiere un tiempo para alcanzar su
temperatura óptima de trabajo, y para que el aceite alcance la
viscosidad necesaria y todos los lugares a los que debe llegar.
Si esto no lo tenemos en cuenta y salimos cortando con el motor como un témpano de hielo, obtendremos, rozamiento excesivo, dando lugar a desgastes prematuros, calentamiento desigual, dando lugar a deformaciones y tensión tanto en los componentes internos como en la propia estructura, en casos extremos, y por último, un facturón del carajo en el taller, de esos que te hacen plantearte la compra de otro coche, y todo gracias a tus salidas de película de los 80...
Si esto no lo tenemos en cuenta y salimos cortando con el motor como un témpano de hielo, obtendremos, rozamiento excesivo, dando lugar a desgastes prematuros, calentamiento desigual, dando lugar a deformaciones y tensión tanto en los componentes internos como en la propia estructura, en casos extremos, y por último, un facturón del carajo en el taller, de esos que te hacen plantearte la compra de otro coche, y todo gracias a tus salidas de película de los 80...
Debemos respetar nuestra montura, y tratarlo como se merece, que el nos lo devolverá. Recordemos que en muchos
casos aquí el coche con el que jugamos suele ser el que nos trae y
nos lleva al trabajo, porque no hay otro...
Sed buenos...
… y cuidar vuestras máquinas.
Miguel Serrano.
@Kqubato on twitter
Miguel Serrano.
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