lunes, 15 de febrero de 2016

Back to the Future!

Despertador, ducha, café cargado, llaves y cogemos puerta.
Según caminamos calle arriba asoma un morro cuadrado, 4 faros cuadrados y 3 letras: D.M.C.

Fontal...

De repente nos sentimos como en 1985, en aquel parking del Twin Pines, como si nuestro coche, entre una humareda bajara de un camión mientras un chalado con peluca, mando a distancia en mano está dispuesto a viajar a 1955 para joder el tiempo.

Abrimos esas preciosas alas de gaviota esperando el sonido del brazo hidráulico... y… y le hacemos una marca vertical al coche de al lado, sospechosamente lo manchamos de verde.

Ala de gaviota "special turn 90 degrees"...

Con una sonrisa de oreja a oreja metemos la llave dispuestos a arrancar el inmenso PRV V6 2.8.

Tiene más mierda que la albufera...

Ruge.

Ruge fuerte.

Ruge como lo haría un Barreiros hambriento, está frío, pensamos, cuanta inocencia.

Preparamos nuestros riñones y orejas para "sufrir" lo que se espera de un coche de este calado.

Para nuestra sorpresa, un sonido acolchado en el habitáculo y una suspensión tirando a "no tan dura" como esperábamos... suficiente como para coger resaltos a 70Km/h.

El coche va pegado al suelo, y en los primeros compases, rotondas, cruces... notamos que el movimiento de la carrocería es contenido, cuesta buscarle las cosquillas pues hay que forzar hasta unos exorbitantes 15Km/h en una rotonda para que incline aquello 45º y ver que el coche nos dice: "hasta aquí hemos llegado, que eres un quemao".

Con la temperatura en regla, vamos a sacarle los higadillos al viejo PRV. En la primera recta despejada, bajamos todos los hierros, pedal tocando fondo, y... ¡Oh! ¡Qué preciosidad!

El intenso bramido del V6 de 2.8 litros cortando pasadas las 7000 vueltas (mentira).

Un poco de efecto barro...

Recuperando la cordura y con el pastel destapado, siendo conscientes de que llevamos un HDi 2.0 de 110cv (un poco vaguetes), curiosamente el sonido "arriba" es agradable.

Es un sonido acolchado, que no se desboca como la mayoría de los motores diésel, los cuales a partir de 3500 y exigiéndoles, el sonido se convierten automáticamente en una Ford Transit de los 90 sonando aquello a trasto inmundo.

Éste no. Éste dan ganas de exprimirlo hasta las 5000 vueltas donde no tiene absolutamente nada más que eso, ruido, bonito, pero ruido.

El motor es "acomodado", tiene mucho turbo lag, aceleras el martes, y según esté el tiempo, lo mismo el turbo sopla el jueves.

Una vez apretando desde las 2000 hasta las 3200 vueltas es lineal, y a partir de ahí desfallece, muy poco elástico comparado con muchos motores actuales diésel.

El comportamiento del Xantia es muy noble, predecible, hasta amable en todos los casos: bastante balanceo pero controlado, no rebotón, y solo a bajas velocidades. Obviamente padece un subviraje pero es muy progresivo, sabemos por dónde va y por donde deja de ir, todo en orden... Salvo una salvedad.

Así asoma la trasera...

El eje trasero autodireccionalun arma de doble filo. En mojado y metidos en faena hay que tener ojo con soltar gas de golpe o acojonarse en pleno apoyo, ya que llega a descolocar la trasera pudiéndote dar algún susto (o alegría).

El invento es interesante, pues es una delicia ver que, aparentemente vas pasado, el coche va doblado, tu copiloto agarrado a todas las asas del coche, aprietas un poco más, mete el culete y se agarra como un gato al asfalto, apurando lo que su bastante notable chasis da de sí y la engañosa hidroneumática, que mucho barquea y mucho agarra.

Su terreno, autovías, con una batalla de 2.74 metros, el aplomo ante desperfectos en la carretera en pleno apoyo es más que notable y da bastante seguridad (Tiene más batalla que un Mondeo, Laguna, Serie 3 de la época). Al contrario que a bajas velocidades, en autovía la carrocería balancea mucho menos de lo que cabría esperar, y lo hace de forma neutra, 50 - 50, eje a eje.
Otro punto a favor, a pesar de tener 18 años a sus espaldas, no estando muy claro su kilometraje, 260.000km o 360.000... 460... es su consumo, ridículo.
Llegndo a conseguir consumos como 3.9 - 5.8 ;  Flanders creador de atascazos - Sin piedad.

Interior...

Caja de cambios con recorridos ni largos ni cortos, cambio lento debido a que su motor es muy poco vivo, tacto del volante notable, transmite lo que ocurre bajo las ruedas, frenos contundentes, con un tacto extraño en el pedal (mismo circuito que la suspensión hidroneumática).

El interiormateriales gomosos en el salpicadero, y algunos plásticos duros simulando madera, lo normal. Pocos grillos o casi ninguno (para sus 18 años), y un diseño retro incluso para su época.

Mi primer coche, Requiescat in pace.

Sr. Chopo.